Mostrando entradas con la etiqueta Chile. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Chile. Mostrar todas las entradas

viernes, 6 de mayo de 2016

Aylwin, democracia, economía y política social

Ya se han cumplido tres semanas desde la muerte del presidente chileno Patricio Aylwin. Su ascensión como mandatario marcó el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, cuyo régimen de 17 años estuvo señalado por las violaciones a los derechos humanos.
En un inédito proceso de transición con un dictador reteniendo el mando del Ejército de Chile, el principal logro del presidente Aylwin fue reinstaurar la democracia y la cultura cívica, ambas añoradas por largo tiempo. No obstante, tras su muerte, los chilenos realizaron diferentes análisis sobre lo que fue su mandato presidencial. Ciertamente, todos valoraron su rol en la vuelta de la democracia, pero las evaluaciones no fueron tan uniformes al calificar su desempeño económico y social. En particular, los más críticos cuestionaron que el gobierno del expresidente siguiera con el modelo económico impuesto por el dictador Pinochet.

Tal crítica no sopesa la dificultad que ha tenido Chile (y el resto de Latinoamérica) en lograr resultados similares a los del mandato de Aylwin, especialmente ante dos objetivos económico-sociales importantes que había en esos momentos: un buen desempeño económico en democracia  y una disminución de la pobreza. Por ello, en este artículo revisaremos algunas cifras de su gobierno, de acuerdo al Centro de Estudios para América Latina.
Respecto al desempeño económico las cifras hablan por sí solas, durante el gobierno del presidente Aylwin se logró un crecimiento de 7.3% en promedio. Asimismo, logró bajar la inflación de un 26% en 1990 a un 11.4% en 1994. El buen desempeño económico contribuyó indudablemente a darle estabilidad a la democracia chilena y resultó inédito en Latinoamérica. Sin embargo, las críticas al gobierno de Aylwin no se centran en el desempeño económico, sino en no haber mostrado una preocupación por la desigualdad.
¿Es tal crítica justa? 
El norteamericano John Rawls, quizás la figura filosófica más relevante en temas de desigualdad, diría que no. Rawls sostendría que el enfoque debiese estar en mejorar a aquellos que están peor en la sociedad: los pobres. Es justamente en la pobreza donde Aylwin colocó su foco. Para verificar eso, revisemos nuevamente algunas cifras. En los 4 años de Aylwin, uno de cada 20 chilenos logró salir de la pobreza; asimismo, la población que vivía con menos de $3.1 dólares diarios cayó desde 20.9% a 14.3% de la población. De forma similar, la mortalidad de los niños al nacer cayó de 16 a 11.7 muertes por cada 1000 nacidos vivos. En resumen, los indicadores más importantes de pobreza (y sus negativas consecuencias) disminuyeron de manera importante. Una razón importante de este fenómeno está en que el gobierno de Aylwin realizó un importante aumento del gasto social, el cual subió en un más de un tercio entre 1990 y 1994. Usando el criterio de John Rawls, de mejorar a aquellos que están peor en la sociedad, parece bastante evidente que el gobierno de Aylwin fue un éxito en su política social.

No obstante, el reconocer los éxitos del pasado no implica que los desafíos del pasado sean iguales a los futuros. Por ejemplo, las sociedad chilena (y latinoamericana) tiene un gran desafío en términos de educación. El gobierno de Aylwin fue parcialmente exitoso en esa área. Bajo su mandato, el número de jóvenes entre 20 y 24 años que estaban en algún tipo de educación formal subió en puntos porcentuales desde 16.1% a 22.0%. Sin embargo, al mirar la composición de ese incremento podemos verificar que el porcentaje de jóvenes estudiando en el quintil más rico aumentaron de 33.9% a un 44.4%, mientras los del quintil de menor ingreso solo lo hicieron de 6.9% a 9.7%. Es decir, hubo un aumento de educación superior para los hogares más ricos. Esto parece contradecir el objetivo social de acceso inclusivo a la educación superior de calidad, por lo que podemos decir que las fórmulas del pasado, enfocadas en pobreza, no parecen ser la respuesta a los nuevos desafíos de Chile y el resto de la región.
En síntesis, cabe reconocer que el gobierno del Presidente Aylwin fue exitoso en los grandes desafíos que tuvo Chile en su momento: democracia, economía y pobreza. Haber logrado la primera ya le valdría el  masivo reconocimiento que ha tenido, pero haber logrado un gran manejo económico y una disminución de la pobreza, dentro de un difícil contexto, merece otro reconocimiento. Chile le debe al presidente Aylwin, junto con otros líderes, el haber superado importantes desafíos, no obstante, las soluciones de desafíos pasados no son necesariamente equivalentes a las soluciones del futuro.

viernes, 4 de marzo de 2016

Pérdidas AC Investment, perdón, Inversions

Leyendo los diarios, me ha llamado mucho la atención el tema de las pérdidas de AC Inversions, con estafas que ya llegan a los 72 millones de dólares. Asimismo, es sabido que un grupo de militares (en desmedro de otros) habría sospechado el esquema Ponzi y habría procedido a retirar su dinero, con sus respectivas "ganancias." Dicho esto me asalta la pregunta: ¿tiene sentido de que ellos, al sospechar la estafa, hayan podido retirar todo el dinero, incluyendo las "ganancias"? ¿O se debiese recuperar las supuestas ganancias? Esto resulta una pregunta importante, pues dudo que los individuos hayan sido capaces de gastar todo el dinero que captaron (un Ferrari sale menos de 300 mil de dólares y la compañía no vende uno nuevo a cualquiera).

Para entender el dilema, supongamos que hay un captador que ofrece un interés del 25%. Así, llega el inversionista 1 y coloca $100 de inversión. El captador, aprovechándose del incauto, gasta $30 en cada período. Al pasar un período, el captador le dice al individuo que tiene $100x1.25=$125 y al mismo tiempo llega el inversionista 2 con otros $100. De esta forma, al principio del período 2 el captador maneja $100x2 - $30 = $170, por lo que si el inversionista 1 todavía puede retirar su inversión con una supuesta ganancia. Ahora veamos que pasa al principio del período 3 cuando llega un inversionista 3. El inversionista 1 tendría ahora $156.25, el inversionista 2 tendría $125 y el inversionista 3 coloca $100. El captador nuevamente gasta $30, por lo que ahora en realidad tiene sólo $100x3 - 30x2 = $240. Asumamos que al final del período 3 el inversionista 1 decide retirar su dinero, lo que implica que no llega nadie más a invertir. Al retirar su dinero el inversionista 1 puede retirar los $195.31 equivalente a la inversión más la ganancia por intereses. En tanto, el captador ahora sólo tiene $100x3-30x3=210 para responder, por lo que decide declararse en quiebra dado que le quedarían sólo $14.7 para responder a los supuestos $156.25 del inversionista 2 y los supuestos $125 del inversionista 3. Entendiendo que todo esto resulta algo enredado, lo resumo en la Tabla 1.

Tabla 1: Resultado en donde llega un inversionista en cada período y el captador ofrece 25% de interés y al mismo tiempo gasta $30 cada período


Hecho el ejercicio y entendiendo el problema, ahora viene lo importante: ¿qué es lo apropiado hacer dado que el captador ya declaró que todo era una estafa? Existen 2 criterios, uno es el criterio que seguramente va a prevalecer y sugiere simplemente repartir lo que quedó ($14.7) entre los dos inversionistas. Sin embargo, dado que los militares que retiraron su dinero lo hicieron sabiendo que tenía un esquema insostenible, es mi parecer que debiese recuperar las ganancias ficticias y simplemente devolver todo lo no ha sido gastado por los individuos de AC Inversions ($210). Esto da una distribución de las pérdidas que a mi parecer es mucho más justa, como la muestra la Tabla 2.


Tabla 2: Resultado dependiendo de estrategia de recuperación de pérdidas


Si simplemente dejo que los que salieron antes hagan las ganancias, esa persona sólo agrava las pérdidas de las otras personas estafadas. Esto es aún peor si consideramos que ellas pueden efectivamente haber sabido de que todo era una pirámide. En otras palabras, se hacen parte de la estafa y ganan dinero a costa de personas estafadas. En cambio, si hacemos que las pérdidas deban ser afrontadas por todos los que participaron en la pirámide, entonces las pérdidas no recaen en sólo algunos individuos, lo que evita que algunas personas tengan que afrontar una colosales pérdidas.

Por último, un diseño que procure el no ganar por estafa tiene la ventaja de generar buenos incentivos, algo que a los economistas les gusta tanto. Si es posible ganar por estafa, entonces es evidente que existen los incentivos para la que los individuos ayuden crecimiento de la pirámide, pues les va a reportar una ganancia al retirarse a tiempo. Al mismo tiempo, el poder ganar con la estafa evita que los individuos estén dispuestos a reportar una pirámide. En su lugar, ellos preferirán retirar su dinero en lugar de denunciar. Ambos problemas son evitados por un esquema donde se recuperan todos los fondos retirados (no puedo ganar con estafa), pues bajo ningún caso la pirámide me beneficiará. Por lo tanto, esperemos que al menos se discuta cuál es el sistema de recuperación de pérdidas que debiese proceder, pues las diferencias son bastante importantes. Quizás no se podrá hacer para este caso, pero si se debería legislar para evitar y lidiar con futuras pirámides.

Universidades y Publicidad: ¿Qué se observa en los datos y qué sentido tiene?

Asumiendo que mucha gente ha disfrutado de unas buenas vacaciones y está de vuelta al trabajo (excepto los afortunados que pueden veranear en Marzo), retomemos nuestro análisis del gasto en educación superior. Haciendo un rápido repaso, en el primer post observamos en qué gastaban las universidades medido como porcentajes y niveles. Dado el interés y las preguntas que surgieron, el segundo post se abocó a ver cuánto se gastaba en personal por estudiante. Ahora pasemos a uno de dos temas (el otro siendo los arriendos) que afectan más a las universidades con fines de lucro: la publicidad. Comencemos por ver cuánto gastan las universidades por cada alumno, de forma de tomar en cuenta el tamaño de la institución. Con ese objetivo, la primera fila de la Tabla 1 muestra el gasto en publicidad para universidades Estatales (sólo U. Arturo Prat, U. de Magallanes, U. de Talca y U. de Tarapacá), Privadas sin-lucro y Privadas con lucro.


Tabla 1: Gasto en publicidad por cada alumno y por cada alumno de 1er año (2014)
Fuente: mifuturo.cl

En la tabla, se observa claramente que las universidades con lucro gastan los mayores montos en publicidad. Gastan casi 3 veces más que las estatales observadas (seguramente la baja relevancia del gasto en publicidad de las estatales explica que tiendan a no reportar) y alrededor del $26,000 pesos más por alumno que las sin Lucro. Sin embargo, es necesario recordar cuál es el objetivo con que las universidades usan de la publicidad: reclutar nuevos alumnos. De allí que otra medida interesante es el gasto en publicidad por cada alumno de 1er año, de forma de comprender cuánto gasta una universidad en atraer a cada alumno. Esa información se observa en la segunda fila de la Tabla 1 e indica un alto gasto por cada alumno reclutado. Es aquí donde se refleja la lógica de mercado con la que opera el sistema de educación superior chileno. En particular, por cada alumno nuevo las universidades con fines de lucro gastan en publicidad en promedio $406,052 pesos, lo que más del doble que lo que gasta la Estatal promedio y más de un 40% más que lo que gastan en promedio las Privadas sin Lucro. Para verificar la importancia de la publicidad para reclutar alumnos, basta nada más que prender el televisor o hojear el diario, particularmente en tiempos de matrícula.

Dados los datos, resulta natural abrir nuevamente la pregunta sobre el sentido de un sistema donde las universidades deben gastar montos tan altos en publicidad para atraer un alumno. A mí parecer hay dos reflexiones interesantes que hacer al respecto:
  1. Publicidad y la falta información: Una visión positiva de la publicidad es que provee información importante para los alumnos. Dados los montos de gasto en publicidad, uno esperaría que los alumnos estuvieran extremadamente informados a la hora de decidir. Esto está absolutamente en contra de la crítica habitual sobre la falta de información disponible para los alumnos en el sistema. Tal crítica reconoce implícitamente que, a pesar del alto gasto, la publicidad existente no logra proveer suficiente información valiosa al alumno y es más bien un desperdicio  (aquíaquí y aquí para una muestra de publicidad "informativa"). Curiosamente, en el debate se observa que los mismos que piden más información, rechazan regular gastos en las universidades. Aquello resulta evidentemente una contradicción.
  2. Publicidad y la demanda: Otra visión sobre la publicidad vienen de la Economía Industrial, desde donde muchos sugieren que la publicidad es una inversión cuyo único rol es aumentar la demanda (no agrega valor). Esto implica un problema para la idea de que las universidades están validadas por el hecho de tener demanda, pues surge la pregunta: ¿qué pasaría si las universidades Estatales, sin Lucro y con Lucro hubiesen tenido niveles similares de publicidad? Lo más probable es que las universidades con lucro no tendrían la demanda que tienen actualmente y el argumento de "son válidas porque tienen demanda" sería mucho más débil.
En definitiva, y ratificando lo observado en el primer post, todo parece indicar de que hay un exceso de publicidad en las universidad chilenas, en particular en las con fines de lucro. Una regulación al respecto parece adecuada, sin embargo, también es necesario debatir sobre la lógica y los efectos que ha tenido las actividades de marketing sobre el desarrollo de nuestras universidades. Lamentablemente, tal debate está prácticamente ausente y espero que este post sea un aporte al respecto.








sábado, 6 de febrero de 2016

Pellegrini el canciller...

Tomando un pequeño relajo de Febrero, me tomaré la libertad de observar la carta publicada en el Mercurio el día de hoy (6 Febrero 2016):

Señor Director:

Manuel Pellegrini, "canciller del fútbol chileno".

José Antonio Bustamante M.


Dado que el Manchester City (plantel 510 millones de euros) perdió 3-1 con el humilde Leicester City (95.5 millones de euros), efectivamente Pellegrini es como un canciller de Chile. Mal que mal, la Cancillería gastó un total de $11.200 millones en el juicio contra Perú para igualmente terminar perdiendo.